Il cuore de la col


Ayer pensaba en el poder de las palabras. También en sus limitaciones. Pensaba en la incapacidad que tienen las palabras para trascender el ámbito de la experiencia. En el uso gratuito de las mismas, a la hora de referirnos a experiencias ajenas y discursos que por no haber sido leídos o escuchados jamás, hacen que parezcan fantasías, cuando no imposturas. Porque, en definitiva, las palabras no son más que vehículos que más allá de los gestos y las acciones, nos dejan en evidencia como indivíduos. Sin embargo, la palabra debería ser cosa seria, ya que en ella suele estar el germen de la acción.
Pero a mí lo que me interesa no es tanto lo que se dice como lo que no se dice. Y de lo que se dice, me interesa más lo que se manifiesta como discurso emocional que ideológico, que por experiencia he visto que no suele ser sino otra proyección del ego. Será por eso que me gusta tanto la literatura de ficción (y la pesca deportiva).
La ideología también me gusta, aunque hoy día parezca ser más bien un ejercicio perteneciente al territorio individual, poco puesto en práctica en lo colectivo. A todos nos gusta jactarnos de lo que hacemos y no hacemos, y para explicarlo de alguna manera, tienes que recurrir a las palabras. Qué poderosas son. Cuánto placer producen cuando las dice el poeta, qué duras suenan a veces, y cuántas satisfacciones nos aportan. Y también, cuántas decepciones.
Las palabras, nuestras hermanas pequeñas, mentirosas psicopáticas, malabaristas transversales, gestoras tanto del encuentro como del desencuentro, siempre en in-frecuencia con il cuore de la col. Porque ése, generalmente, suele revelarse a si mismo sin palabras -digan lo que digan los intelectualitos y los leguleyos del as de espadas (mundo de la mente)-, y no más que a fuerza de silencios, íntimas parcelas sin parapetos donde, por mucha artimaña que se ponga a tiro, no hay manera de ocultarse.

Photo/post: Pedro Strukelj

Comentarios

El Toro de Barro editorial ha dicho que…
Querida Hipatia:

Nunca es difícil volver a donde nunca te fuiste. Me he columpiado más en tus palabras que en las propias. Volver a ti es, con mucho, mucho más amable que a mí mismo.
No estoy de acuerdo contigo en una cosa. Las palabras no son solamente "vehículos" de las experiencias o de los emociones. También son, por sí mismas, fuentes de emoción. Y si, además, logran construir visiones que no sean ajenas -como dice el poeta Juan Ramón Mansilla- "a eso tan leve que es la vida", entonces se convierten -también- en camino de conocimiento. Y si, además, lo que no se dice opera como clave del arco que completa lo que sí se dice, las palabras emergen como pequeñas consumaciones de la sabiduría. De todo ello necesita el cuore de la col para hacerse presente en el cuore de los desconocidos que nos leen...
Ay Hipatia, qué lindo es volver adonde nunca te fuiste...
Kosmonauta del azulejo ha dicho que…
Hola, Toro. Interesante tu reflexión. Indudablemente, las palabras generan conocimiento, sólo que a mí, que soy tan pequeñita, el conocimiento se me queda DEMASIADO grande...
Creo que las palabras pueden gatillar "un tipo" de conocimiento, luego hay otros tipos que la palabra no podría abarcar nunca, aunque nos guste pensar que sí. Hablo de la insuficiencia de las palabras.
Ahora, si nos referimos exclusivamente a la literatura... concuerdo plenamente en todo lo que dices.
Un abrazo!
Anónimo ha dicho que…
O sease, que pa el amor no hay palabras, ni hablar de todo lo demás ¿no?
(¿ves que no te dejamos sola? después no te quejes...)
Sabés que me lo tomo todo todo todo en serio y hoy no había limón, así que el tequila...
no sabía qué poner acá (¿qué mierda pongo?, pensaba) pero yo siempre pongo algo, así que ahora pongo esto: LAS PALABRAS SE DESTAPAN, pero la culpa no es de ellas sino de quienes + que usarlas las abusan.
Besos sin palabras
CH-CH
Kosmonauta del azulejo ha dicho que…
L'amore? Oh, l'amore... Jijijijiji... Chinchu, qué te cuentas...
El amor, sí, y tantas cosas más y más grandes que él...
Se ha abusado muuuuuuucho de la parole d'amore. Será por eso que detesto bastante los poemas de amor.
Sí que se ha abusado -y se seguirá abusando- de la palabra en general, ya que parece ser lo único que tenemos. Y según algunos, lo que nos convierte en humanos. Por lo menos nos sirven para que las paralelas inconciliables de las que habló Cortázar compartan sus ramas siempre que apetezca. De las raíces ya no hablemos. Ellas pertenecen a la dimensión invisible del silencio... y dudo mucho que echen de menos las palabras y sus apetencias.
Besos despalabrados (ojalá fueran despalabrantes, pero no estoy inspirada).
:+
Kosmonauta del azulejo ha dicho que…
Ah, me faltó algo. No está mal que las palabras se destapen, Chinchu, pero habrá que ver quién se atreve a leerlas.
Isabel Barceló Chico ha dicho que…
Quiero añadir a vuestras reflexiones, que a veces - muchas veces - las palabras dicen mucho más de lo que nosotros querríamos decir. Son, en ese sentido, un poco traidoras o, desde otro punto de vista, las únicas capaces de decir la verdad aunque sea a nuestras espaldas. Un post muy interesante. Saludos cordiales.
Kosmonauta del azulejo ha dicho que…
Uy, Isabel, que sean las únicas capaces de decir la verdad a nuestras espaldas...
ufffff...
¿será que dicen la verdad o es lo que el otro interpreta -o cree interpretar- de lo que decimos, lo que podría tomarse como verdad "a nuestras espaldas"?
Suerte que las palabras sean tan imperfectas e insinuantes: en el fondo no dejan de ser más que acertijos para demostrar la incongruencia que suele haber entre el SER y el DECIR...
Bienvenida al Kosmonauta, Isabel.
Un saludo.
Anónimo ha dicho que…
Si son desapalabrantes, no me conviene.
Yo quiero seguir leyéndote, y no me conviene que sean desapalabrantes. Y a vos tampoco.
Rindámonos a ellas.
CH-CH
tula ha dicho que…
........palabras,.........lenguas,..........Babel.

.....conciencia, experiencia, sentidos, percepción, saber sin pensar que se sabe..........
Kosmonauta del azulejo ha dicho que…
Chinchu: llevo muuuuuuuuuuchos años rendida a ellas. Lo bonito es conocer sus limitaciones, que son también nuestra proyección + allá de ellas (por suerte).
Tula: :)
Hablando de Babel, te aconsejo el libro de poesía homónimo de Patti Smith, prologado por P. Umbral: "Algunos de nosotros servimos como cruzados y algunos como moscas aplastadas contra una valla. Vivimos una existencia espartana". En él puede apreciarse toda la bestialidad y la belleza del reino de Babel... que no es poca cosa.

Un saludo a los dos.
Jonàs :D ha dicho que…
lo mas importante es q las palabras pueden deshacer todo conocimiento. No como una especie de negacion ingenua, sino como una confirmacion de lo q fructifica del silencio. Y quedar por un momento, por un instante vacio del mundo, solo Tu
Kosmonauta del azulejo ha dicho que…
De eso iba el post, justamente, pero tú lo has dicho mejor que yo.

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