La igualdad no existe
por Érika Irusta, pedagoga menstrual vasca
La igualdad no existe. La igualdad que nos ofrecen es
asimilarnos al cuerpo masculino. Eso no es igualdad, es un engaño, que además
está orientado a la producción. La igualdad que algunos proponen supone una
amputación. El hombre siempre ha representado lo espiritual, la perfección.
Nosotras somos la materia, lo falible, lo mortal, el animal de segunda. La
mujer, a día de hoy y en muchos ámbitos, no deja de ser un objeto que te da
hijos, es un contenido. A lo largo de la Historia, se han hecho diferentes estrategias
de marketing hacia la mujer, pero la concepción fundamental hacia las mujeres
no ha cambiado. La igualdad tendría sentido cuando los cuerpos masculinos
leídos como hombres entendiesen y comprendiesen que también son seres cíclicos,
hormonales y químicos como nosotras. La igualdad no va de que nosotras nos
amputemos hacia la asimilación del amo, sino a reducir esa concepción del
hombre-dios y volverlo a tratar de lo que es: un animal más. Yo soy
antiespecista y reivindico que todos somos animales, eso es un hecho. Y como
animales, tenemos cambios químicos, porque somos química en relación con un
entorno. Esto es una realidad biológica. Sin embargo, la base de nuestro
consumo cultural es la aspiración a Dios. En definitiva, la igualdad pasa
porque el hombre comprenda que él también es un ser hormonal, químico, cíclico
y animal. Ahí es cuando podremos empezar a hablar de igualdad, que por otra
parte, es una quimera muy dolorosa, ya que siempre nos han hecho creer que si
hacíamos ciertas cosas, podríamos llegar a formar parte del “club de los
chicos”. Y eso es una mentira. La mujer menstruante nunca va a poder entrar en
ese club, porque no tiene el cuerpo normativo y eso es una puta quimera
dolorosa que hace que nos amputemos para asimilarnos al amo.