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Mostrando las entradas etiquetadas como MÚSICA

Por bulerías

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Y cuando todos hagan de cuenta que me han olvidado, yo reapareceré como un fantasma para que se escondan bajo las piedras. Será la exhibición de sus despojos, y mi redención.

The limits of the control

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Anoche vi una película que me dejó agradablemente desconcertada. Se llama The limits of the control, de Jim Jarmusch, y como casi todo lo que me gusta a mí, ha recibido críticas dispares. Lo interesante es que te mete en una suerte de road movie sin parangón, donde el argumento es apenas un pretexto para que el espectador saboree el minuto a minuto de un devenir cuyo siguiente momento es imposible predecir. Esto, nada más, ya es suficiente motivo para que me guste una película. Y que además esté ambientada en España y haga una breve aparición John Hurt, haciendo de bohemio amamarrachado, pone la guinda al pastel. Me atrapó la banda sonora neo-psicodélica modelada por los japoneses Boris y Michio Kurihara y otros compis. Está por ahí también un tema de Earth , la banda de Dylan Carlson, el amigo maldito que le compró la escopeta a Kurt ¡ups! Cobain. Todo muy raro, y un pelín pretencioso quizá. Pero creo que vale. Bueno, a mirarla si pueden y quieren. 

Un capricho

Después decía Hydn que los ingleses eran duros de oído... Hablando de PF y Waters (alias "el frío"... jeje), os dejo una versión duelista a varias guitarras de uno de mis temas favoritos. El que pediría que pusieran, por ejemplo, en mi funeral o algo así. Viendo el estilo de unos y otros se entiende por qué Waters se llevaba mal con Gilmour. En su momento, dos egos en contienda: Waters, el perfeccionista vs. Gilmour, el austero. Para esta ocasión (y por los viejos tiempos): Roger Waters, con sus amigos. Él, siempre tan humilde... (¿Cómo puede ser que esta canción todavía no estuviera en el Kosmonauta?).

Toda una ofrenda

Townes Van Zandt desafinaba bien, con una poesía muy bien afinada. Un José Larralde texano, gente que esté donde esté parece lucir siempre en carne viva, y al verle, al escucharle, una llega a sentirse un poco "vouyer" de esa intimidad que, más que dar un espectáculo -que no lo es, bendito sea, nunca lo será- es toda una ofrenda. Solía despertarme y correr con la luna, vivía como un vagabundo y un hombre joven, cubría a mis amantes con flores y heridas, mi risa le daba miedo al diablo, el sol venía y me derrrotaba. Pero cada día cruel tiene su noche, yo les daba la bienvenida a las estrellas con vino y guitarras, lleno de fuego y olvido. (Cortesía de Manco).

A este perro le falta una pata

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Y aquí viene el perro. El que más bien ni fú ni fá, el que mucho no cuela, el cojo. Menudo mutante este perro. Recuerdo a Linda Perry, de 4 non blondies, allá por el '93. Le echo un vistazo a sus botas, sus calcetines a rayas, su gran sombrero de aviadora (comprado, probablemente, con muy pocos ahorros en una tienda de segunda mano), su “falda” de florecitas (¿o serán unos calzoncillos?) y su largo chaquetón de militante finisecular. Ni siquiera es mi canción favorita, pero me gusta. La considero emblemática. ¿What’s up?, pregunta Linda; ¿y ahora, qué?¿qué es lo que se viene? 4 non blondies -una sencilla banda pop con un solo hit de éxito- dán la impresión de ser frágiles, saben que su formato va a morir pronto. Ése es el único pecado que se le puede atribuir a la generación del ‘90: la de saber que iban a morir pronto. Que su adolescencia iba a durar muy poco y que, como dijera Patti Smith veinte años antes, algunos servían como cruzados y otros como moscas aplasta

Ciencia del espíritu

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Existe una ciencia del espíritu que olvidamos cuando nos separamos de la Tierra. Los chamanes la conocen desde que existe la especie; ellos recogieron nuestra memoria genética mucho antes de que alguien le pusiera un nombre. Nuestra ciencia occidental, ¿cuántos años lleva sobre el planeta? Acabaremos llegando a las mismas conclusiones que ellos, con la diferencia de que sus nombres nunca saldrán en la Wikipedia. Cuando eres parte de todo, no importan los nombres. Ni hablar de los premios.

Sin ningún esfuerzo

Hoy es un día triste en Madrid. Y sí, porque Antonio se nos fue de viaje... y es para siempre. Pero no me gustan los obituarios, no creo en la muerte, así que esta luna de mayo es para él. Buen viaje, Antonio.

Dieciseis caballos de fuerza

He aquí a Engene David Edwards, un chico de la américa profunda -Denver, Colorado- tocando el acordeón en 16 horsepower , y con electricidad. Hoy día serán banda de culto, supongo. Observad el crispamiento del susodicho, y no os perdais sus pies. Pero sobre todo, no os perdais su música.

El sueño del humano

Video/post: Elliot Brood, Second Son.

Astarté

Cuenta la leyenda de Gilgamesh, que en las llanuras aún sin cultivar pusieron a un hombre salvaje y peludo, Enkidu. Así como los animales, él también merodeaba y comía con ellos. Tras ser colocado por un cazador en un pozo de agua donde los animales acostumbraban a beber, se lo comunicaron a Gilgamesh, quien planeaba capturarlo. Envió a una sacerdotisa consagrada a la Diosa Astarté , al pozo donde solía ir el cazador. Cuando la sacerdotisa llegó al lugar, ahí estaba Enkidu. El cazador ordenó a la mujer que se quitara la ropa "estirada y descubriendo sus frutos maduros". Ella abrió sus ropas, exponiendo sus encantos, complaciente a sus abrazos que durante seis días y seis noches gratificaron su deseo, hasta que venció su lado salvaje. Después de eso, Enkidu fue llevado por esa mujer a las puertas de la ciudad, el centro de la civilización humana. - Enciclopedia de ética y religión, de James Hastings. Vol. 6

Un año de vida

Hoy el K-osmonauta del azulejo cumple su primer año de vida en la red, así que... psss, merece celebrarse. Me he divertido mucho en este espacio, la verdad, he conocido e intercambiado ideas y opiniones con gente muy interesante, otra no tanto; unos van, otros vienen... pues eso: que la red es como la vida, y estoy satisfecha de que sea así. Como la Piaf, no nos arrepentimos de nada, porque ¡ea!... ha valido la pena, y desde luego, el kosmonauta y yo seguiremos al pie del cañón. Feliz Cumpleaños, guapo...

María Zambrano: ditirambo

Brota el delirio al parecer sin límites, no sólo del corazón humano, sino de la vida toda y se parece todavía con mayor presencia en el despertar de la tierra en primavera, y paradigmáticamente en plantas como la yedra, hermana de la llama, sucesivas madres que Dionysos necesitó para su nacimiento siempre incompleto, inacabable. Y así nos muestra este dios un padecer en el nacimiento mismo, un nacer padeciendo. La madre, Sémele, no dio de si para acabar de darlo a la luz nacido enteramente. Dios de incompleto nacimiento, del padecer y de la alegría, anuncia el delirio inacabable, la vida que muere para volver de nuevo. Es el dios que nace, y el dios que vuelve. Embriaga y no solo por el jugo de la vid, su símbolo sobre todos, sino ante todo por si mismo. La comunicación es su don. Y antes de que ese don se establezca hay que ser poseído por él, esencia que se transfunde en un mínimo de sustancia y aún sin ella, por la danza, por la mímica, de la que nace el teatro; por la presentación

El rey David

Sí, ya sé que conoceis este tema... ¿quién no? Pero sigue siendo grande.

Little girl blue

A los veinte años yo quería ser como ella. Corrijo: quería ser ella. Mis novios le tenían manía (será que estaban hartos de escucharla a todas horas). Mi ex-marido la hubiera ahogado con sus propias manos. Mis madre hacía cálculos sobre las contadas veces que debía ducharse. Mi mejor amiga prefería a Odetta. El único que se abstenía (por compasión, quizá) era mi padre. Un hombre sabio, mi padre. Sobre ella poco hay que decir y mucho que sentir. Es como la Pizarnik, que hace callar hasta a los pájaros. Que me recuerda bastante a una gardenia arrancada del tallo, que huele mejor cuanto más marchita está. Mujeres cuyo talento desprende una fragancia intensa, indeleble, feroz. Hablar de ellas es difícil, porque ellas ya lo han dicho todo y sin embargo, por uno de esos misterios que tiene el genio, cada vez que se expresan sea a través del verso, de la voz, del cuerpo o de la imagen, gestan nuevas criaturas en vientres ajenos. Y los pájaros siguen callando mientras nosotros, sus fans, nos

El misterio masculino

Sobre una azuzena tiemblan dos gotas, límpidas y redondas, se derraman y unidas caen hacia abajo, al fondo del cáliz. (Hebbel) Vídeo/post: Todas las mañanas del mundo (Alain Corneau) Música: Sainte Colombe (interpretado por Jordi Savall ).

Jeff Buckley: el chico de la tapa

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El día en que murió el chico de la tapa, una nube crecía desde el oeste, trayendo algo más que la amenaza de un aguacero. Traía también una densa vorágine surgiendo hacia Memphis a vuelo de pájaro. Era muy temprano y el cielo había amanecido cubierto; sin embargo, las nubes ya empezaban a disiparse y el sol brillaba por el este. Iba a ser un día espléndido, sólo que él nunca lo sabría. Como tampoco sabría que hacia la noche iba a haber tormenta y que la borrasca iba a durar tres días. Porque él iba a estar en otra parte, quién sabe dónde, posiblemente en algún lugar desconocido, y encaramado a la cresta de un ala. O en su marea silenciosa y azul viendo el mundo a través del agua, como un pez. El chico de la tapa (la que veis a la izquierda) se llamaba Jeff Buckley, y aunque en el párrafo anterior no haya otra intención que novelar en su homenaje, sí que murió en Memphis, y en el agua. Jeff había nacido el 17 de noviembre de 1966, y murió en mayo de 1997, con apenas 30 años. Las circu

Sainkho y la mujer esqueleto

Desde Tuva, allí por Mongolia, nos llega esta performance de Sainkho, gran diosa inuit. Lo que hace con su voz es increíble. Su disco Naked spirit es altamente recomendable para los buscadores de perlas negras. Cuenta una vieja leyenda inuit: Había hecho algo que su padre no aprobaba, aunque ya nadie recordaba qué era. Pero su padre la había arrastrado al acantilado y la había arrojado al mar. Allí los peces se comieron su carne y le arrancaron los ojos. Mientras yacía bajo la superfície del mar, su esqueleto daba vueltas y más vueltas en medio de las corrientes. Un día vino un pescador que no sabía que los pescadores de la zona procuraban no acercarse por allí, pues decían que en la cala había fantasmas. El anzuelo de pescador se hundió en el agua y quedó prendido nada menos que en los huesos de la caja toráxica de la Mujer Esqueleto. El pescador pensó: “He pescado uno muy gordo!”. Ya estaba calculando mentalmente cuántas personas podrían alimentarse con aquel pez tan grand

Adriana Varela, tanguista: al rescate de la pulsión gregaria

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Esto es algo que encontré por ahí y que me gustó: “El tango está pasando por el mismo fenómeno por el que pasó hace añares el jazz. El mundo se apropió del tango, hoy es universal, ya no nos pertenece. Y el fenómeno se dio con más polenta todavía que el del jazz. Además, el tango responde a esta necesidad imperiosa de estar con otro, esto que es tan complejo hoy en día, estar acompañado. El sistema nos vendió espejitos de colores y nos dejó solos con una computadora, por decirlo primariamente. Y el tango es esa tijera que separa el mundo individualista o hedonista del mundo acompañado, el de un chabón cazando a una mina de la cintura, o a un tipo, no importa. Hay algo fuerte que se produce en el rito de la danza. El tango es pulsional, no pasa por lo intelectual, tiene que ver con el eros. Los grandes filósofos hablan del tango como fenómeno erótico. Eso es lo que ven los extranjeros y nosotros no, porque lo tenemos tan cerca.”Lo dijo Adriana Varela. Gran valor.Esto es algo que encontr

Tom Waits

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Me gusta trabajar sobre la textura de una canción. La dejo de lado y después vuelvo a ella. A veces la diseco, me quedo nada más que con las alas, y se las pego a otra canción (T. W). La primera vez que escuché a Tom Waits me imaginé a un tipo huyendo de una habitación bajo una salva de zapatos de tacón de aguja. Seguramente la dueña de los zapatos era una preciosa chica que había conocido esa misma noche, una que sabía que después de ese encuentro él iba perderse para siempre, y a propósito, tras haberla invitado a tomar una copa en el bar más barato de la ciudad, revolviendo todos sus bolsillos para, finalmente, hallar un casi deshecho papel donde habría garabateado los cuatro primeros versos de una canción inspirada en Mary, pero escrito en realidad para Susan, y todo entre cigarros, temblar de pulso, fervor de lengua y, desde ya, un Jack Daniels a modo de renunciamiento. Esa voz áspera (quizá la más áspera que haya puesto el diablo en la Tierra), evidencia de un presente impremed

El harakiri vertiginoso de Kurt Cobain

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Me encanta la música. Me crié en una familia donde era moneda corriente: mi padre era director de coros y mi madre soprano lírica, así que crecí entre tenores italianos, viejos vinilos, tertulias crepusculares y acordeones. Como diría Fito Páez, para mí la música es “parte del aire”. Siempre que entres en mi casa estará sonando algún disco: desde Luciano Pavarotti a Wendy O. Williams, todo depende de mi estado de ánimo. Hace poco leí que Aristóteles sostenía que la utilización de matracas sirve como puerta de escape de energía para los niños con carácter destructivo. Parece que el punk es algo más antiguo de lo que pensábamos. Ya sabía yo que no era sólo una forma musical sino un estado del ser. Habría que ver con que se animaba Nietzche durante su famoso despertar místico. ¿Habrá sido un melómano, como yo, que busco música hasta debajo de las baldosas?¿O preferiría, quizá, el silencio? Me pregunto qué pensaría de todo esto Kurt Cobain. Cuando estaba en Argentina, Nirvana no