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Los malos pensamientos (II): protestantes

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Entro en una tienda a comprar comida. Me atiende una chica sonriente y me pregunta qué voy a llevar. Se lo digo, y mientras hace la faena, comenta: - Qué hermoso día, ¿no? Afuera hace frío, está nublado y a punto de lloviznar, sopla viento y tierra, y hay evidencia de que la ceniza volcánica llegó para quedarse, al menos por unos días. Pero ella lo encuentra hermoso. Podría pensarse que lo ha dicho por decir algo, pero no: se le nota que lo dice convencida, que para ella no es un simple comentario como para romper el hielo. Entonces intento imaginar cómo será eso de conformarse con tan poco. Yo no soy así: para decir que el día está hermoso tiene que estar hermoso. Como mínimo, que brille el sol.    Cuando le voy a pagar me entrega una tarjeta de su iglesia. Y ahí caigo. Ahí me entero de que la chica es pentecostal. Claro, ahora comprendo el por qué de su expresión sobrada… la causa de su sonrisa inalterable (y también su falta de criterio de realidad). Ella está salva

Los malos pensamientos (I): católicos

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Los curas siempre me dieron repelúz. Y tiene mucho sentido, si se piensa que parte de la escuela primaria la hice en un colegio de monjas. Hermanas de la Caridad, devotas de San Vicente de Paul. A la hermana del Salvador, mi maestra de cuatro grado, nunca se le conoció una sonrisa. Tenía unos ojos de un azul metálico que metía miedo incluso al personal masculino de mantenimiento. Su epíteto favorito para nosotras era zánganas.   Naturalmente, fui bautizada e hice mi primera comunión a los 9 años. Para entonces mi madre ya había reñido con la Superiora y tuvo el buen tino de inscribirme en un colegio estatal. Sin embargo no pude librarme ni del catequismo ni del cura del barrio.  Igual al catecismo fui poco: cada vez que tenía clase me daba un ataque de asma. Nunca supe qué era peor, si el asma o el catecismo. A la hora de tomar la primera comunión -la Sagrada Hostia- lo más difícil para la peña era tener que confesarse por primera vez. El asunto del pecado nos tenía a maltrae